martes, 3 de junio de 2025

TDAH EN EL NIVEL INICIAL: COMPRENDIENDO SU INFLUENCIA Y FORTALECIENDO LA EDUCACIÓN INCLUSIVA

 

¿Qué es el TDAH y por qué debemos hablar de él desde la infancia?

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una condición neurobiológica reconocida por la comunidad médica internacional, que afecta el desarrollo cognitivo, emocional y conductual. Lejos de tratarse de una simple fase de “hiperactividad infantil” o de una mala conducta, el TDAH implica alteraciones estructurales y funcionales en regiones cerebrales encargadas de la atención, la autorregulación y el control de impulsos (Mayo Clinic, 2025).

Su aparición es más frecuente en la infancia, siendo crucial su detección temprana, ya que los síntomas interfieren en el rendimiento académico, la socialización y la autoestima. No se trata de un problema de voluntad ni de crianza, sino de una condición médica que debe ser comprendida desde una mirada científica, empática y educativa.

Diagnóstico del TDAH: más que una etiqueta, una oportunidad.

Contrario a lo que muchos creen, el diagnóstico del TDAH no es automático ni se basa en simples observaciones. Se requiere una evaluación clínica integral que incluya entrevistas, cuestionarios, observación directa y pruebas neuropsicológicas. Es indispensable descartar otros trastornos que pueden presentar síntomas similares, como la ansiedad o los trastornos del aprendizaje (Lopez, A., 2025).

Diagnosticar no significa etiquetar; significa entender el origen de la conducta y responder con estrategias adecuadas. Un diagnóstico profesional puede marcar la diferencia entre un niño excluido y uno que alcanza su potencial con las adaptaciones necesarias.

Causas del TDAH: lo que la ciencia ha revelado hasta hoy

Aunque no existe una única causa identificada, se sabe que factores genéticos, neurobiológicos y ambientales intervienen en el desarrollo del TDAH. Estudios indican que puede haber alteraciones en el funcionamiento cerebral, especialmente en áreas vinculadas al control de impulsos y la atención.

Además, factores prenatales, como la exposición al tabaco, alcohol o estrés materno durante el embarazo, también están relacionados. Estas variables demuestran que el TDAH no surge por una "mala crianza", sino por condiciones complejas que escapan del control de los padres.

Causas del TDAH: lo que la ciencia ha revelado hasta hoy

El entorno escolar es uno de los escenarios donde más se evidencian las dificultades del TDAH. Niños con esta condición enfrentan obstáculos para seguir instrucciones, mantener la atención sostenida o controlar impulsos, lo cual afecta su rendimiento académico.

La escuela, sin una preparación adecuada, puede convertirse en un espacio de frustración más que de aprendizaje. Es frecuente que estos niños sean juzgados como "desobedientes" o "inquietos", cuando en realidad necesitan estrategias pedagógicas diferenciadas, tiempos de descanso, tareas dosificadas y un ambiente estructurado (Cassinello, 2021).


Mitos vs. Realidad: lo que el TDAH sí es y lo que no es

El TDAH está rodeado de falsos mitos que obstaculizan su comprensión y tratamiento. Algunos de los más comunes incluyen:

  • “Desaparece con la edad”: FALSO. Aunque los síntomas pueden cambiar, el TDAH puede persistir hasta la adultez.

  • “Es solo falta de límites”: FALSO. Es una condición neurológica.

  • “Los niños con TDAH no son inteligentes”: FALSO. Muchos tienen inteligencia promedio o alta.

Desmentir estos mitos es esencial para combatir el estigma y fomentar un enfoque pedagógico justo y científico (Pacheco, 2025).

Autoestima y emociones en niños con TDAH: la herida silenciosa

Más allá de lo académico, el TDAH afecta la percepción que el niño tiene de sí mismo. Recibir constantemente correcciones, llamados de atención o comparaciones con compañeros genera una baja autoestima, ansiedad y desmotivación. Muchos niños comienzan a creer que “no son capaces” o que “no encajan”, lo que repercute en su salud emocional a largo plazo (Psicólogos Pamplona, s.f.).

Por eso, la intervención no solo debe ser cognitiva, sino también emocional. Es vital reforzar los logros, brindar espacios de expresión y trabajar en la construcción de una imagen positiva de sí mismos.

Estrategias efectivas: cómo apoyar a estudiantes con TDAH

Un niño con TDAH puede aprender, pero necesita 
un entorno adaptado a sus necesidades.

Algunas estrategias clave son:

  • Establecer rutinas claras y predecibles.

  • Usar apoyos visuales (esquemas, pictogramas).

  • Dividir tareas largas en pasos breves.

  • Permitir descansos breves y movimiento.

  • Ofrecer retroalimentación frecuente y positiva.

  • Incluir aprendizaje activo y colaborativo.

Estas prácticas, respaldadas por investigaciones en educación inclusiva, no solo benefician a estudiantes con TDAH, sino a todo el grupo aula (Mila Comms, 2024).

Conclusión: Educar con ciencia y con empatía

El TDAH no es una excusa ni una etiqueta, es una condición que nos reta a educar con mayor creatividad, flexibilidad y comprensión. Comprenderlo y atenderlo no solo mejora la vida del niño, sino también la calidad del sistema educativo. Como futuras maestras, tenemos la responsabilidad de construir aulas que celebren la diferencia y promuevan el desarrollo integral de todos.


REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:


TDAH EN EL NIVEL INICIAL: COMPRENDIENDO SU INFLUENCIA Y FORTALECIENDO LA EDUCACIÓN INCLUSIVA

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